Comentario
CAPITULO VIII
Fertilidad del territorio de Lima, frutos que produce,
su abundancia y modo de fecundar las tierras
207 Parece que un país donde el riego de las lluvias se muestra tan escaso debia ser estéril totalmente; pero, bien al contrario, fructifica con tanta fuerza que no tiene que embidiar á los mas fecundos, naciendo en él toda suerte de simientes y quantas especies de frutas se pueden desear. Para conseguirlo, suple la industria y artificio la escasez con que las nubes humedecen aquel suelo, y por este medio viene á ser tan fértil que causa admiracion la abundancia y la variedad.
208 Desde el tiempo de los principes ingas, como se ha dicho, fue una de sus economicas providencias la disposicion de las acequias para que, dirigida por ellas el agua de los rios, sirviesse á beneficiar todo quanto podian alcanzar; con este arbitrio, sembraban entonces sus chacaras. Y dexando hecha esta obra, que se conserva en el mismo orden en que ellos la dispusieron, con él en los tiempos presentes se riegan las hazas de trigo y cebada, los alfalfales dilatados para pasto de cavallerias, las quadras espaciosas de caña para azucar, los oliveros, viñas y huertas de todas especies, y se consiguen las cosechas de todos abundantemente en aquella estacion que corresponde á cada uno. No sucede en Lima lo que en Quito de no tenerla determinada los frutos, antes bien se agostan los campos, y los arboles se desnudan de las hojas á proporcion que lo pide su naturaleza porque los que son propios de temperamento cálido, aunque se marchite en ellos la viveza del verdor, no se despojan de las hojas hasta que llenan otras su lugar; las flores tienen su tiempo, y á correspondencia de estas las frutas, de modo que este país, como se assimila á los de zonas templadas en la diferencia de ibierno y verano, assi tambien en la producion y sazon de arboles, flores y frutos.
209 Antes del terremoto del año de 1687, en que padeció tanto aquella ciudad, eran muy quantiosas las cosechas de trigo y cebada en todo aquel país, y no tenia necessidad de que le entrassen de fuera, especialmente el trigo; pero entonces se indispusieron de tal modo las tierras que pudrian las semillas del trigo que se sembraba en ellas, lo qual se atribuye á la abundancia de vapores sulfureos que se exhalaron y á las particulas nitrosas que quedaron esparcidas en todas ellas. Esto obligó á los dueños de tierras, con el escarmiento de las pérdidas que sufrieron en los primeros años, á darles otros destinos, y hicieron en ellas plantíos de alfalfales, cañaverales de azucar y otras cosas en que no se notaba igual descaecimiento; 40 años permanecieron en esta esterilidad, y al cabo de ellos empezaron á reconocer los labradores que se mejoraban y volvian á su antiguo ser, para lo qual sembraban algunas pequeñas cosechas, de modo que yá en estos ultimos se producia el trigo con la misma abundancia que antes que experimentassen aquel accidente, pero, haviendose subrogado en aquellas tierras las otras plantas yá por esto ó por la desconfianza de los cosecheros, no se han vuelto á hacer las quantiosas siembras que antes; con el accidente que acaba de experimentar, es muy regular que se repita el de esterilizarse nuevamente, pero ya ahora no será el perjuicio tan sensible como entonces, hallandose desde aquel tiempo entablado el comercio de este grano con el reyno de Chile.
210 Las sementeras mayores en los campos cerca de Lima son de alfalfa, la qual tiene un consumo sin igual porque con ella mantienen todas las bestias, assi mulas para el uso de los coches, calesas y las muchas requas que sirven en el tráfico del Callao á Lima y de todas las haciendas, como cavallos para andar, cuyo numero es indeterminable y se podrá congeturar qual sea sabiendo que no hay persona, sin distincion de calidad ó sexo que la pueda mantener para su uso, á quien le falte, pues, aquellos que no tienen caudal para usar coche ó calesa por la ciudad andan en mulas ó cavallos.
211 El resto del terreno ocupan las otras especies de sembrados que se han dicho, entre las quales no es inferior la caña dulce, de que se sacan azucares muy selectos. Todas estas haciendas las cultivan negros esclavos, que tienen sus dueños para este fin, y lo mismo sucede en las demás que hay en Valles de alguna opulencia.
212 Los olivares parecen montes muy cerrados, segun su grande espesura, porque, además de ser los arboles mas altos, corpulentos y frondosos que los de España, no talandolos nunca, crian tantas ramazones que, entretexidas las unas con las otras, no dexan entre sus copas claro alguno. Jamás entra el arado en esta planta, y el unico cultivo que hacen es aclarar las pozas en que reciben el agua al pie de cada uno, tener corrientes las acequias que se la introducen y cada tres ó quatro años limpiar la tierra de aquella ramazon y broza que cria para poder coger el fruto, y á costa de tan poco trabajo e adquieren con abundancia y de sobresaliente bondad. De él hacen el aceyte, y otra parte de la aceytuna dedican para aderezar con salmueras, assi por ser acomodada para este fin por su hermosura y grandor quanto por el admirable gusto que tienen, siendo una de las mejores calidades que se notan en ellas su suavidad y la facilidad de despedir el huesso, calidades que, comunicando al aceyte mayor delicadeza, le hacen preferente á el de España.
213 El territorio que linda con la ciudad está poblado de huertas, y en ellas se crian todas las especies de verduras que se conocen en España, y tan bien sazonadas y hermosas á la vista que no le dexan ni á esta ni el gusto que apetecer; lo mismo sucede con las frutas de arbol, tanto las introducidas de Europa quanto las naturales del país, prerrogativa que muy raros gozan, y creo que en todo el Perú no hay otro que la disfrute en grado tan superior ó por lo menos no lo hemos reconocido en lo mucho que de él hemos traficado. Assi, no es extraño el verlas con tanta abundancia en aquella plaza, y que las esquinas y las calles se hallen llenas de fruteras.
214 Goza otro privilegio bien singular, por el qual todo el año es verano para la abundancia de las frutas, y en todas sazones se logran estas frescas porque, alternándose las estaciones del año entre lo que es Valles y Sierra, quando cessan las frutas que se crian en los valles, empiezan á madurar las de las faldas de la serranía, y, distando estas de Lima de 25 á 30 leguas con corta diferencia, las llevan á la ciudad; con lo que, no faltan nunca, á excepcion de algunas cortas especies que no prevalecen en la serranía, como son las ubas, melones, sandias y otras, que requieren temperamento caliente.
215 Las ubas son en Lima de varias especies, y entre ellas hay una que allí llaman de Italia; estas son largas y de un gusto muy delicado, pero todas producidas en parrales, las quales se estienden por el suelo, que es muy adequado para ellas por ser todo pedregoso y arenisco; estos parrales se podan y riegan á su tiempo regular y sin otro cultivo están corrientes. Del mismo modo, se cultivan las viñas que sirven para hacer vino, las quales, tanto en Ica, Pisco y Nasca como en los demás parages adonde las hay, son de cepas. Del fruto que dan las de Lima no se hace vino alguno porque, siendo grande el consumo de las ubas, las venden todas para comer.
216 La calidad de aquel terreno es pedregoso y arenisco, esto es, que se compone de pedernales ó chinos pelados, los quales abundan tanto que, assi como otros son totalmente de arena, piedra viva ó tierra, aquel es todo de esta pedreria, y hay tránsitos que por esto son de suma molestia para los caminantes en qualquiera especie de carruage ó cavalgadura; los que se siembran tienen superficialmente una costra de uno y medio á dos pies de tierra, y debaxo de ella todo lo restante es piedra. De esta circunstancia y de la de ser todas aquellas playas maritimas y sus fondos de la misma especie se puede congeturar que en la antiguedad cubria la mar aquel espacio y que se esparcía por partes tres ó quatro leguas y mas por algunas á lo interior de las que son playas al presente. Por lo que se vé en una ensenada al norte del Callao cosa de 5 leguas, llamada la playa del Marqués, se comprueba esta congetura; no ha muchos años, segun toda apariencia, que la mar entraba en ella mas de media legua dentro de lo que ahora es tierra firme y cosa de una y media lo largo de la costa, pero, dexando seca aquella ensenada y su territorio lleno de pedrería, vá continuamente con lo que arrima á su bordo levantando la playa y haciendo mas espacioso el terreno. Las peñas vivas que están en lo mas interior de esta playa se hallan por partes taladradas y lavadas, lo mismo que las que bate el agua, señal cierta de que hería contra ellas y de que permaneció allí mucho tiempo para poder abrir las concavidades y desmoronar algunas grandes que están caidas sobre el suelo, efectos de su continuo batidero; con que, parece natural que sucediesse lo mismo con el territorio donde está Lima y que todo él, que es compuesto de guijarros uniformes á los del fondo que tiene allí la mar, fuesse ocupado por esta en otro tiempo.
217 Otra rara particularidad se advierte en aquel terreno, y es que abunda mucho de manantiales ó pucyos, los quales brotan agua por todas partes, y, á poco que se trabaje, se encuentra en muchas de ellas, y haviendo algunas donde esto sucede á los quatro ó cinco pies. Dos causas son las que pueden contribuir á ello; una, que, siendo la tierra tan porosa como se infiere de su materia y composicion, dá lugar á que se filtre con facilidad la del mar y penetre á mucha distancia llenando sus huecos; y otra, la de que muchos arroyos que baxan de la sierra y se pierden en aquellos llanos ó valles desde su principio inunden y passen por entre sus interiores venas corriendo por ellas ocultamente porque se ha de suponer con la misma experiencia que aquella pedregosa naturaleza del territorio no es de mucha profundidad y que inferior á ella es sólido y duro, en cuya diligencia ni hay dificultad para que el agua dexe correr y introducirse por donde encuentra mas poros ó conductos y que, hallandolos en lo que es pedregoso, lleve por allí su curso dexando seca la superficie. Yá se ha visto en el primer capitulo de esta segunda parte que, de muchos rios de Valles que en el verano de la sierra quedan secos superficialmente, se saca el agua para el abasto de los pueblos abriendo pozas en la madre por donde corre el ibierno, que por otros se atraviessa, que no lo parecen; y siendo el terreno guijarral, en cada parte donde las bestias sientan los pies, brota inmediatamente el agua, lo qual procede precisamente de que corre esta retirada de la superficie algun tanto, y assi no hay duda en que suceda lo mismo en todos aquellos valles, con la diferencia de abundar en unos mas que en otros ó de estar mas ó menos profunda .
218 Esta abundancia de aguas subterraneas contribuye en gran parte á la fertilidad del país, particularmente para las plantas mayores, cuyas raices profundizan mas, y todo parece que lo ordenó el Sabio Autor de la naturaleza con tanto esmero por providenciar con estos arbitrios á la esterilidad que causaria la falta de las lluvias en aquellos parages, ordenando que las serranías les contribuyan, yá por medio de los rios ó yá por los ocultos conductos, el agua necessaria para fecundizarlos.
219 Calientan las tierras de la jurisdiccion de Chancay, como tambien lo hacen en otras partes de las costas del Perú, con el estiercol de unos pajaros maritimos que abundan con estremo en ella, y llaman guanaes y, á su estiercol, guano, nombre general de la lengua los in-dios, que significa el excremento en comun. Estos pajaros, despues que han estado pescando todo el dia en el mar, van á hacer su dormida en todas aquellas islas cercanas á las costas; y siendo tanta su muchedumbre que cubren el terreno, es á proporcion el estiercol que dexan en ellas; con el calor del sol se forma una costra, que se aumenta diariamente; y como es tanta su abundancia, aunque es mucho lo que se saca nunca se apura porque en corto tiempo se vuelve á reponer considerablemente. Algunos están persuadidos á que este guano sea puramente tierra, con la propiedad y propension de calentar las otras con quienes se mezcla, y lo infieren de que, sacandose tanto de aquellas islas, no se apura y de que, ahondando en ellas ó haciendo agugeros, se encuentra igualmente en la superficie que en lo mas hondo hasta cierta profundidad, de que concluyen que es la calidad de la tierra tal que por su naturaleza tiene la propiedad del estiercol ó guano. Esto no careceria de probabilidad si tanto la aparente vista como el mal olfato que despide no dieran á entender ser el excremento que se ha dicho. Yo he estado en las mismas islas al tiempo que cargaban de él algunos barcos, y el mal olor que exhalaba se hacía insoportable y no dexaba duda en lo que era; con todo, no me opondré á que se halle mezclado con alguna tierra ó que aquella mas superficial, adquiriendo en mucha parte su propiedad y naturaleza, pueda equivocarse con él y servir igualmente para el intento. Este estiercol lo emplean en los sembrados de maiz, y con su beneficio aumenta en gran manera las cosechas poniendo una pequeña porcion inmediata á cada pie y dandole riego despues, pero generalmente es bueno para otras especies de sembrados, á excepcion del trigo y cebada, y por esto es muy grande su consumo.
220 Además de las huertas, jardines y sembrados de que se adornan aquellas campañas y con que se hace alegre y divertida en sus tiempos, donde trabaja el arte para conseguir el fruto del cultivo, hay otros parages en que solo la naturaleza tiene el cuidado de producir, sin mas auxilio que el de su propio desvelo, y con él les proporciona recreo á aquellos habitantes y pasto abundante á sus ganados. Los cerros y colinas de San Christoval y los Amancaes brindan con su verddor y la diversidad de flores de que se visten en la primavera para que sus vecinos se aprovechen de su amenidad deliciosa, haciendo passo agradable de sus faldas y cañadas. Los lugares que hacen vecindad á la ciudad hasta 6 y 8 leguas de distancia les ofrecen la misma diversion y no menos que los anteriores reciben el concurso de muchas familias, que se retiran á ellos con el deseo de un honesto recreo y de tomar otros ayres.
221 Adquiere el nombre de cerro de los Amancaes, de que yá se hizo mencion, por una flor que se cria en él. Esta es amarilla, en figura de campanilla, de la qual salen quatro hojas que se terminan en punta; el color es muy vivo pero de ningun olor, y solo se hace estimable por aquella aparente hermosura que manifiesta á la vista.
222 Fuera de estos passeos, tiene aquella ciudad otro publico en el arrabal de San Lazaro y á su salida, que llaman la Alameda, y los arboles que lo forman son naranjos ó limones; su frondosidad sirve de comun recreo á sus moradores, y á su imitacion hay el de el Acho, á las orillas del rio, con otros muchos, adonde acude diariamente el concurso de coches y calesas.
223 No se conservan en las inmdiaciones de Lima mas memorias de antiguedad que las guacas y algunos paredones que servian de cercas á los caminos y se registran en todas aquellas campañas, pero á tres leguas de la ciudad, acia la parte del nordeste, está un valle que llaman de Guachipa en que existen las paredes de una gran poblacion; y aunque nunca passé á verlas porque carecí de su noticia quando estuve allí, la adquirí despues tan segura y circunstanciada como si la huviera visto por medio de Don Gaspar de Munive y Tello, marqués de Valdelyrios, sugeto de muy buenos talentos, que con toda prolixidad y cuidado examinó este sitio y notó en él que las calles que componian la poblacion eran muy estrechas; las casas, que á correspondencia de todos los edificios de aquel tiempo yá no tenian techo, fabricadas de tapia de tierra, y su disposicion formando tres piezas pequeñas y quadradas; las puertas que miran á la calle, no tan altas como la regular estatura de un hombre; la altura de las paredes, como de tres varas á poca diferencia. Entre todas las casas que componen los vestigios de esta gran poblacion, acia lo mas inmediato de un cerro, á cuyo pie está, predominan en altura las paredes de una, cuya circunstancia, haciendola distinguir de las demás, dexa indicios de que sería la que ocupaba el cacique de aquella comarca, pues por sus ruinas no se puede hacer juicio formal de su verdadero destino. Los que viven en aquel valle, por el qual passa el rio Rimac, no distante de esta poblacion, en las muchas chacaras que hay en él le dan el nombre de Caxamarca la Vieja, pero no se sabe si con efecto se llamó assi en tiempo de la gentilidad porque, además de no haver allí quien mantenga esta memoria, no hacen mencion de él los historiadores que han escrito de aquel reyno, Garcilaso Inga ni Herrera en sus Decadas; con que, solo sabemos que, á distincion de la villa de Caxamarca, le dan ahora el sobrenombre de la Vieja.
224 Lo que con mas particularidad se hace notable tanto en las paredes de aquella poblacion como en todas las que se encuentran en los vecinos valles es haver sido fabricadas sobre la haz de la tierra porque no hacian para ellas cimiento alguno, y de este modo resisten y han permanecido incontrastables al violento estremecimiento de los grandes temblores quando se han vencido á ellos los mas sólidos edificios de Lima y de todas aquellas poblaciones hechas por la española arquitectura, no conociendose en ellas otra ruina que la provenida de su abandono ó del daño que reciben de los ganaderos por recoger allí sus rebaños, el tiempo que se detienen hasta que los despachan en Lima.
225 De este genero de fabricas se dexa inferir que la larga experiencia de aquellos naturales les sirvió de maestro y enseñó que en sitios tan sujetos á terremotos no convenia algun cimiento para que pudiessen subsistir las casas, y assi es opinion assentada que, quando los indios recien conquistados vieron abrir cimientos para levantar edificios, dixeron, haciendo irrision de los españoles, que cababan sepulturas para enterrarse, dando á entender que los terremotos los dexarian sepultados en su fabrica, y, no obstante haver visto el modo en que las hacian los indios, ha sido necessario que los repetidos lastimosos exemplares de ser por quatro veces convertida en ruinas toda la ciudad se lo haya hecho conocer despues de mas de doscientos años, mas no han bastado para que se corrijan, pues, queriendo hacerlas capaces y darles alguna altura para que las piezas tengan hermosura y desahogo, siempre ha sido preciso que les acompañe algun cimiento correspondiente á lo abultado de la obra y al peso que deben sostener.